Cuando era joven,
La vida me parecía maravillosa,
Un milagro, era hermosa, mágica.
Y todos los pájaros en los árboles
Cantaban tan felizmente
Con alegría y juguetones, me miraban.
Pero luego, me mandaron fuera
Para aprender a ser sensato,
Lógico, responsable, práctico.
Me enseñaron un mundo
Donde podía mostrarme digno de confianza,
clínico, intelectual, cínico.
Hay momentos cuando todo el mundo duerme
En que las preguntas se vuelven demasiado profundas
Para un hombre tan sencillo como yo.
¿Quieres decirme, por favor, lo que hemos aprendido?
Se que suena absurdo
Pero, por favor, dime quién soy.
Ahora, cuidado con lo que dices
O te van a llamar radical,
Liberal, fanático, criminal.
¿No quieres apuntarte?
Nos gustaría sentir que fueras
Aceptable, respetable, presentable, un vegetal.
Hay momentos cuando todo el mundo duerme
En que las preguntas se vuelven demasiado profundas
Para un hombre tan sencillo como yo.
¿Quieres decirme, por favor, lo que hemos aprendido?
Se que suena absurdo
Pero, por favor, dime quién soy, quien soy, QUIEN SOY.
No quisiera incurrir en el epíteto de que todo tiempo pasado fue mejor, pero quisiera a partir de esta publicación iniciar una serie de comentarios para examinar el lenguaje metafórico incorporado en la música popular de diferentes momentos de la historia reciente, no voy a centrarme en la historia de la canción como tal pero en su estructura y en su metalenguaje.
El título de esta canción de inmediato sugiere algo distinto a lo que se espera de una canción popular, se titula nada menos que la Canción lógica, es decir, no apela a los sentidos sino a la razón, la pregunta de inmediato sería: Quién escucha una canción para pensar? menos aún filosóficamente.
Bueno, lo que sugiere la estructura lírica de las estrofas es un despertar filosófico, las preguntas acerca del sentido de la realidad, con el adorno musical, muy bien orquestado de una banda de músicos experimentados, el interprete deja escapar una serie de reflexiones acerca nada menos que de la vida. Parte de la niñez y la experiencia básica de los primeros encuentros con la subjetividad hasta la exposición con el entorno estructural que posibilita el desarrollo de las personas. Su conclusión no es menos que extraordinaria: Solo dime Quién Soy?
Quién espera escuchar una canción para incurrir en semejante proceso de búsqueda interior, lo cierto es que la construcción metafórica nos refresca frente a una industria cultural que impone una evasiva parsimonia, una actitud de consumismo, una total inautenticidad.
Si tenemos que ubicar generacionalmente este relato, debemos reconocer que forma parte de una visión de la realidad propia de la guerra fría y del desencanto de la sociedad de consumo un poco antes de la globalización. La industria cultural estaba siendo permeada por el auge de la incertidumbre frente a una realidad incapaz de ser transformada por los esfuerzos humanos por más estructurados que estos fueran, de ahí la referencia a aspectos puntuales de desencanto como el cinismo, lo absurdo, lo vegetal, la pasividad parece ser el horizonte de la humanidad, tal y como lo es a partir de las sociedad de las masas entronada en la globalización y eso le otorga a esta lírica un aspecto casi profético.
La constante de la lírica es la pregunta, la problematización frente a lo estético, cuando el mundo duerme las preguntas se vuelven muy profundas, es lo que afirma, y en ese contexto lo único cierto es la afirmación de que no pueda dar por cierto quién soy, y esa reflexión al cierre de la canción para luego dar paso a un solo de saxofón que semeja un clamor profundo frente a la inexistencia otorgan a esta melodía un aspecto de gran trascendencia estética.
Podría haber dicho simplemente que me gusta la canción, pero en una época llena de estribillos lascivos y propuestas superficiales, toca regresar ahí donde había una fuente de reflexiones insertas en una industria cultural con algunos atisbos de coherencia. Seguiremos pensando en esto más adelante.
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