Como afirma el mismo Dussell, se puede hacer una filosofía de la economía como una crítica a la civilización del capital, para demostrar como las categorías pueden ser utilizadas para la situación actual del mundo. Se trata de definir un conjunto de categorías, madurando hipótesis y proponiendo enunciados para contribuir a los debates actuales, la discusión acerca del desarrollo, la descolonización epistemológica del desarrollo, debates no solo teóricos sino prácticos, útiles para las transformaciones económicas y políticas, la transición de la civilización del capital hacia un sistema equivalencial, que pueda constar una transición de larga duración, que se inició hace algunos años, aunque no se sabe que viene después del capitalismo. Existen condiciones objetivas que permiten gestarse las alternativas para las cuales hay que tener criterios y objetivos. Se debe eliminar una falsa exigencia de deber tener un proyecto alternativo para superar el capitalismo, cuando en realidad el capitalismo ya entró en su fase de desgaste desde hace varias décadas.
Entonces, entre algunos de los grandes aportes de Dussell al pensamiento crítico podemos destacar su atinada reconceptualización de las categorías del marxismo, su detallada y pertinente análisis de la historia de la colonización del continente americano, su encomiable compromiso con la difusión de un pensamiento crítico desde una actitud profética, consolidando una misión de coherencia en el intelectualismo latinoamericano, su capacidad de identificar las metáforas teológicas en la obra de Marx, sus aportes desde la ética, su muerte abre una profunda interrogante acerca de los relevos necesarios para construir un futuro digno de la condición humana.
La lectura de su extensa obra bien da para entregar una vida a la misión de la propia construcción intelectual pero además para la causa de la emancipación intelectual tan necesaria en nuestros días para la humanidad entera. El mismo consideraba que debían abrirse círculos de lectura del Capital para poder realmente entender el valor de la obra de Marx en lugar de evaluarla desde los epítetos o los prejuicios provenientes desde la tradición liberal epistémica.
Su paso militante por el movimiento MORENA en México solo nos recuerda como algunos intelectuales confirmaron su vocación desde la trincheras de la praxis social y no desde la comodidad de los escritorios y las bibliotecas sin que sean menos relevantes como repositorios necesarios de la acumulación intelectual del género humano, pero el verdadero valor del conocimiento se gesta en la realidad histórica, en la vida misma que demanda hacerse cargo de lo que nos rodea y tomar decisiones con alto nivel de sentido y compromiso con la humanidad entera.
Si el positivismo modernista nos dejo una profunda herida en la epistemología haciéndonos creer una aparente minusvalía intelectual, el aporte de intelectuales de la talla de Dussell fue irse directamente a las bases de la historia para deconstruirla y explicar en obras como el encubrimiento del otro el sentido real de la historia y no con preconceptos apriorísticos como el de Francis Fukuyama y su obra El fin de la historia.
Nunca estaremos listos para la partida de los gigantes, lo que si queda claro es que sus huellas se hunden en el horizonte para ayudarnos a alcanzar el otro lado del tiempo, para trascender hasta el punto en que la humanidad entera logre entender su propósito trascedente en término de su vocación y dignidad, no para unos pocos sino para toda la raza humana.
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