miércoles, 1 de abril de 2015

Luis Alfredo Castellanos, Gran Maestre Dramaturgia El Salvador

Luis Alfredo Castellanos 

(La Paz, 1971).


 Fundador del Taller Literario Simiente (integrado por Milton Doño, Carlos Domínguez, Juan Carlos Cárcamo y William Durán), que surge en la Casa de la Cultura de Zacatecoluca, junto al grupo Escritores de La Paz, liderado por el poeta, pintor y gestor cultural Roberto Monterrosa. Participó en  diversas actividades poéticas dentro y fuera del país, una de ellas desarrollada en el encuentro de Voces Poéticas Centroamericanas con el Ministerio de Cultura de Guatemala, en 1996. 

 Estudió becado en México  un diplomado para escritores,  impartido por autores como Carlos Olmos, Emmanuel Carballo, Oscar Oliva, José María Fernández Unsaín, entre otros, de  la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM). Cuenta con diversos reconocimientos literarios en los Juegos Florales de Zacatecoluca, Usulután, Ahuachapán, Moncagua, Cojutepeque, San Vicente y  San Miguel, obteniendo de este último  el Premio Nacional de Dramaturgia en 2009, 2012  y 2014. Incluido  en colecciones de poesía  y narrativa. En 2009, la DPI publicó Crucigrama de sonidos y en 2013, Éxodo de la Voz, ambas piezas dramáticas. 

El grupo de teatro Es- Artes de Suchitoto realizó el montaje de una adaptación suya del Popol-Vuh, titulada “La Cólera de los Señores de Xibalbá”, presentada en el Teatro Alejandro Cotto. Realizó estudios de Filosofía y Letras y se ha desempeñado como consultor y profesor universitario de literatura.





Para la Coordinación de Letras de la Dirección Nacional de Artes es un verdadero orgullo presentar a Luis Alfredo Castellanos como autor del mes de enero del 2015.




Actividades del Autor del Mes de Enero, 
Luis Alfredo Castellanos
Gran Maestre de los Juegos Florales 
Salvadoreños en la rama de Teatro.



Nota de la Prensa Gráfica. Premio Gran Maestre de los Juegos Florales Salvadoreños en la rama de Teatro, otorgado por la Secretaría de Cultura.





Muestra literaria



YACEL  (fragmento, poesía)
“Donde yo vivo, Yacel / destusamos calendarios / y no solo eso / hablamos retratos prohibidos / retorcemos el muro / si ahoga nuestra saliva /…/ Yacel no nacemos / donde yo vivo, / es tanto más / un ejercicio del tiempo / que nos vomita constantemente”  (Tomado de Escritores de La Paz, DPI, 1995.)

LOS POEMAS (fragmento, poesía)
“Los poemas, Yacel, / son historias de sal / de angustia / son abismos y laberintos/ historias de ríos y montañas/ de rostros y caminos / que huelen a lágrimas / en pleno palpar de oscuridad” (Tomado de Escritores de La Paz, DPI, 1995.)

EL ALMA  (fragmento, poesía)
“Nada más que el alma / un cristal maltratado por el viaje / es una maleta / y las maletas a mí no me sirven. / Nada más si existió / debió verme desde el árbol / aquel edificio frondoso de ventanas / con pájaros sin alas / y quedarse ahí / enjaulada / rodeada de impuestos” (Tomado de Suplemento Cultural 3000, Diario Co-latino, 25 de octubre de 1997.)

LA COSTA DE DICIEMBRE (fragmento, cuento)
“-Son las nueve.
Y al decirlo se echó más encima la colcha otorgada a crédito por el señor de la moto. Había aprendido a medir el tiempo sin necesidad  de algún reloj, aún hasta el mismo gallo cenizo se asombraba de escucharle anticipar la hora sin que él hubiera cantado. Le molestaba grandemente oír a su dueña interpretar cada  ola que se estrellaba en las rocas o se disolvía en la playa, como una conversación con tinte de vecindario; hablaba María Flores, la Jucuarana y el mar respondía balbuceando en oleajes la última novedad en trajes de baño” (Tomado de Colección Juegos Florales Ahuachapán 1995, DPI 1996.)




CRUCIGRAMA DE SONIDOS 
(fragmento, teatro)

“Eduardo – Yo también pedía milagros, ¿qué pedías tú?
Yacel – Mírame, mírenme bien y comprenderán que no podía pedir otra cosa. ¡Soy gorda! , ¡la gorda! ¿Qué otra cosa podría pedir?...
Ángela – Hija, eso no es un defecto, no deberías…
Yacel - ¡Mienten! ¿Por qué existen los métodos para volverme como ustedes?
Ángela – Razones médicas.
Yacel - ¡Basta! ¡No me engañen! El mundo es de los delgados, la ropa, los asientos, los contratos de moda y actuación, los hombres guapos. Después de tantos ejercicios, pastillas, la misma gorda, sólo Él podía hacer el milagro.
Eduardo - ¿Y si ser delgado fuera un defecto?
Yacel - ¿qué dices?
Eduardo – Míralo así, ¿y si Dios es gordo?
Yacel – (sonriendo) ¡Es cierto! Entonces, ¡todos los demás son imperfectos!”
(Acto II, escena 3 de Crucigrama de Sonidos, DPI, 2009).



ÉXODO DE LA VOZ
(fragmento, teatro)

“General Martínez - ¡Milagro! Te volviste un chaman, Masferrer.
Masferrer – No se burle, presidente.
General Martínez – Es difícil evitarlo. Lo de tus comunistas, Masferrer, hace un siglo que ocurrió, tú ya lo sabes.
Masferrer – Anastasio Aquino en Santiago Nonualco, en 1833 se rebeló contra las fuerzas militares del entonces presidente Mariano Prado, por lo tanto, significa que recuerda lo que le sucedió a él.
General Martínez – sí, lo obligaron a renunciar en julio de ese año por culpa del indio, pero no te alegres, eso no va a pasar conmigo: él dejó vivir a los indios, ¡yo no les permitiré que sigan respirando!
Masferrer - ¿no se atreverá a matar a  miles de indígenas para conservar su poder?
General Martínez – Es necesario hacerlo, Masferrer, no quiero una espada de Damocles sobre mi gobierno.
(Acto IV, escena 3 de Éxodo de la Voz, DPI, 2013)



"La noche de las papitas tristes"

Papá  debía regresar temprano y con el aceite. Así se lo advirtió mamá al despedirlo por la mañana.
Pero iban a dar las siete de la noche y  ya se había retrasado dos horas. Manuel, Lupe y yo estábamos cansados de observar  por la ventana todas las personas que pasaban por la acera, gritando  de emoción cuando alguna coincidía con su  figura ligeramente encorvada, con su bolsón revistero y de una mano colgando bolsas con chucherías.
Mamá desesperada de nuestros gritos, nos ordenó volver a la sala donde nos esperaba un televisor arruinado desde hacía varios meses y sin permiso para ir a casa de los vecinos a mirar las caricaturas. Teniendo como únicos entretenimientos, las adivinanzas repetidas y triviales hechas por Lupe o la insistente petición nunca llevada a cabo por mí hermano de jugar a las escondidas.
Más nada me interesaba en ese momento que cenar.
Mamá había prometido hacernos en la cena unas papitas fritas, igual como las que sirven en las ventas de hamburguesas, o caso contrario, nos tocaría comérnoslas en una sopa hecha de sustancias en sobre con sus fideítos y caracolitos, ¡guácala!
Nadie quería sopa.
Decidí por mi cuenta, con el propósito de olvidarme del hambre que hacía de mi existencia un calvario, preparar mis cuadernos que utilizaría en la escuela el día siguiente. Situación que imitaron mis hermanos forzados por la misma condición de desesperados.
En quince minutos habíamos hasta lustrado el calzado y papá seguía sin aparecer.
Mamá no era de muchas palabrotas, pero cuando se enfadaba, no existía confesión  a sacerdote que la purificara completamente. Personalmente, cuando la escuché vaciar de su boca todas esas expresiones, creí que nos estaba hablando en lenguas, pero al distinguir el nombre de papá en su palabrerío, descubrí con asombro que era su colección reservada de insultos para cuando nosotros estamos dormidos. ¡Eran palabrotas de lujo! Estaba seguro que cuando las repitiera mañana a mis compañeros de clase no se las creerían que ya existían esas antes de que naciéramos.
Pero mi logro de Einstein paso a la aniquilación, ya que entre su rabia y nuestro apetito, vimos como las papas, cuyo destino estaba anunciado,  terminaron en una olla puesta al fuego junto con el sobre de fideítos y caracolitos.
Nadie protestaba a mamá. Sabíamos  que hacerlo era como recorrer descalzos entre espinas y carbones al rojo vivo  el Gólgota.
Cuando papá llego, aún se notaba el rastro de polvo que las lágrimas habían limpiado en las mejillas de Lupe y los fondos de los platos consumían de a poco las migajas que negligentemente abandonamos.
Apareció sin el aceite.
En su lugar,  un libro y estaba ebrio.
No soy muy religioso y cuando vamos a la  iglesia me ocupo de todo menos del sermón, pero en ese momento casi jure que empezaba Armagedón y rogué que las puertas del cielo nos recibieran con mis hermanos para no presenciar a mamá en todo el esplendor de su furia.
Mamá lo miró como la cosa más detestable, como el más peor y horrendo de sus pecados.
-Lo siento –dijo él- perdóname vieja.
-¡Que te perdone tu madre! –respondió mamá
“pobre abuelita” dije para mis adentros “esto ya se puso de apocalipsis”
-Vieja, es que se murió Cortázar.
 -¡Que!
-…y nos reunimos con los poetas a una conmemoración… mira, te compré el libro en el que aparece el cuento que a ti tanto te gusta…
Yo aquí si me perdí, mamá cuenta que conoció a papá en un recital de poesía en la universidad y que se hacían llamar Taller Literario “Simiente”, pero que luego anduvieron de novios, se casaron y después de eso el grupo se acabó, pero ahora venia el viejo con que quería recobrar su fama negada de escritor, seguro que mamá se lo iba a comer vivo,  no sin antes someterlo a las peores torturas solamente comparadas con las del Tribunal de la Santa Inquisición medieval, pero en eso ella nos indicó  que nos fuéramos a dormir, como si eso evitaría que oyéramos lo que faltaba.
Mamá le pidió el libro.  Se  oía como pasaba lentamente las paginas, murmuraba algo incomprensible, hasta que se detuvo de pasar las hojas y comenzó a llorar desconsoladamente.
Pensé  lo peor. Todos nos acercamos. No recordaba haberle visto llorar, y si esa era su forma de llorar, que bueno que no lo hacía seguido, daba lástima  presenciarla  tan debilitada.
Papá la abrazo y le decía cosas cariñosas, luego nosotros.
-¿Qué le pasa? –pregunté.
Entonces dijo que Cortázar era Julio Cortázar, un escritor argentino  de cuentos y novelas  que vino a Nicaragua y conoció a mamá, dice que en un recorrido por la universidad, él le  dedicó un cuento a manuscrito  que dice conservar plastificado en el ropero.
-¿Cómo se llama el cuento?-interrogué.
Mamá dejó de llorar y me lo señaló en el libro “Carta a una señorita en Paris”.
-¡Y todo por un cuento! –exclamé.
De repente mamá cambió totalmente y se puso a preguntarle por los amigos de papá, que cómo se había enterado  lo de Cortázar y hasta le sirvió sopa, tratándolo con mucho cariño, sin recordar siquiera todos los anatemas que juro le clavaria en la espalda a papá  y olvidando que estaba tragueado,  y que había hecho que sus hijos tragarán sopa hasta por las orejas y todo el coraje creo que por Lucifer se me pasó inmediatamente a mí ¡vaya con las mujeres!
Me volví a la cama muy  molesto.
¡Mis papitas fritas por un escritor que ni siquiera es nicaragüense!
Después de eso,  cuando en la escuela, alguien menciona a Cortázar, ¡que claro!, es demasiado popular en los libros de textos, créanme, aún me da cólera.


Afiche promocional del montaje "La cólera de los señores de Xibalbá" de Luis Alfredo Castellanos, presentada en el XXV  Festival de Arte de Suchitoto.


CURRICULUM DE UN POEMA

Lo vio con su cara de piedra inflada
    le tendió los cables como una mano de huesos alquilados
estaba llamado en un color inaudible al tiempo
bebió el agua más agua como ninguna danza vista
su labor de ojos de follaje musical se detuvo en el principio de la dureza de la roca
y la palabra se hace palabra en su ser etéreo, acuático, en su ser silencio más grito ni voz
su nombre de hielo derretido, simula una sombra, que no aparece sino con los ojos hacia adentro
cascada de sed es tu aroma, brillo azabache tus raíces, templo en que se oxidan los pasos de la mariposa, su galopar incesante en el techo de los sonidos,
abre de la nieve su boca abierta a la claridad
Ha estado en lugares que las letras apenas tocan con sus sentidos, figura en fechas no disponibles en el calendario y entre sus oficios destaca una rara manera de compadecer al usador de volverse cómplice en sus traiciones, en secretear a los entendidos, la lujuria marchita que habita en los esteros regados de tu respiración
Tiene el poder de invocar días desaparecidos, amores colados, sentimientos momificados
Invocar del infierno su parte más al norte y dejarlo como trapecio a aburridos vendedores de la noche
Es un aquí y sin embargo vale menos que un recuerdo o la escama perdida en la infancia o un suspiro enlatado en Grecia  es cierto que conoce de himnos derruidos, de infamias en punta de pagoda, de rosas que lloraron junto a él, catedrales atadas a sus manos de cavernoso filo,  de cientos de pieles que recitaron en una marcha milenaria todos los sonidos que lo contienen
El tiempo no lo toca y sí el fuego, su alma está en todas partes y el agua lo embriaga, es adicto a los misterios, a las maravillas, a lo insondable, es amigo y enemigo, es furia inapagable, risa desbordada, y de la palabra al silencio, muere
               Su habilidad de interlocutor, de montaña  para llevar, de océano  que programa su encendido, viajero entre conventos,  esconde en tus poros mi vago aire desconocido.


PALABRA

Hecho y nada
escríbeme, palabra
y no el sonido

atraviesa la epidermis
del pape
    y coge sus venas

palabra devoradora de ojos
desocupa las habitaciones
que en ellos hay
besa el aire y su lava
en que lo tocado se ahoga.

 PALABRAS
Cada palabra se despoja de su calendario marino, abre sus cofres secretos,
extrae laberintos de sus trajes, los tiende en la frágil memoria y espera el llamado.

Cada palabra alborota, dispara, huye, encuentra, mancha, limpia,
nada  sirena o ballena o mesa, palabra recortada, pegada en el iris de un árbol,
rayas con las ramas, la definición tuya.

En el ocio de tu tiempo
ordenas la misma novela de edificio secuestrado,
o el poema adecuado en el que amas la libertad,
¡qué drama tan pequeño se construye indiferente a tu rostro!
¡y qué palabra acorde a su alma vive!

Quémese tu olor de crucigrama, de rayuela,
de cien mil veces música,
muérdete la cola,
deja de cansar mi agua,
desaparece silencio,
revienta la distancia,
poséeme en la plenitud de tu alba


PIEDRA, INSOMNIO

Piedra, insomnio,
tiempo que cae de espaldas
al verse en espejos,
su traje se desarma en descoloridos aullidos.

Piedra, insomnio
caballos despuntan al alba
y guardan a la noche en sus colas.
Marcha de ecos circulares
Mariposas que techan la voz
Montañas que escarban
Minutos desamparados.

Piedra, insomnio,
rostro secreto, insomnio
aliento de piedra,
piedra, insomnio,
aliento de insomnio,
piedra, rostro,
la espera tiene hondura.


AGUA
El agua se duerme con la boca abierta
todos sus órganos ordenan quietud
el viento solo toca la orilla de su cara
los árboles comen en procesión su sombra.

El vestido de fuego de agosto
salpica los senderos de los peces
en la lejanía un suspiro
es la cola de una canción extraviada.

Libre el horizonte la rodea
su suerte húmeda se rifa en el velero
sus venas de almendra
expulsan lanzas de sal.

Unicornio secreto recorre su frontera
los cuervos llenan los bolsillos de risas tibias
debajo de la montaña, prisionera de su peso,
el faro es un insecticida para la noche.





MIENTRAS DUERME
Los peces florecen en los rincones, el aire limpia su traje y le quita el moho a todas las hojas de mi voz
Mientras duerme, sus ojos  reposan sin el riesgo de ocuparse de las cosas que le miran uniformemente, desean meterse en ellos  para que los haga vivir
Surge en la mesa el anhelo de su cuerpo; en las paredes, el terror de no tener su piel
Mientras duerme, sonríe y el rencor llamarada se apaga cual si vela dentro de la boca , ni la furia o la rosa, ni juntos o aislados, logran irrumpir hasta allí, donde ella se recoge en sus objetos, aprisiona al mar con todas sus olas, cabritas de espuma salada
Ella está allí, dormida, secretamente disponible, inmune a la marcha de las oraciones, a los colores que sorbe el sol; la danza de las horas comienza su ritual, mueve los collares de sus manos y los impulsa dentro de los corazones de las tormentas
Mientras duerme, el infierno se mece en un arrullo de melodías verdes olvidadas en las tardes polvorientas de marzo, los murmullos unen sus palmas y detienen las campanas que vuelan sin miedo entre los aullidos despiertos del tiempo
Mientras duerme, no hay sendero que nos lleve a su majestuosidad, a su imponente serenidad,  a su reflejo más cercano de volverse totalidad o hierba fresca recién cortada
Mientras duerme, las aves carecen de sur, las ramas apenas les cobijan y un enorme desconcierto sopla en sus alas frías de incertidumbre; no existe canción que se inicie o continúe, desierto  que se extienda con libertad; la piedra retumba en las venas frescas del día; el fuego se araña y se arranca su epidermis y muestra sucias cicatrices, llenas de cuevas y  pozos amarrados a su figura
Mientras duerme, no hay principio ni final de los gritos en los ojos o de los árboles dando la espalda constantemente o de aspirar una parte del aroma de la noche
Mientras duerme, nos entregamos a su ritmo de arco iris reposado, remanso de palabras que nadie menciona, esquinas cortadas al horizonte y luego como si no hubiera tiempo, me exilio en su respiración para nombrar todas las cosas a nacer.


Jurados y Ganadores de los Juegos Florales Salvadoreños 2014. Secretaría de Cultura.


https://www.facebook.com/luis.castellanos


1 comentario:

  1. Felicidades amigo, definitivamente un orgullo de del dpto de la Paz.

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