Luis Alfredo Castellanos
(La Paz, 1971).
Fundador del
Taller Literario Simiente (integrado por Milton Doño, Carlos Domínguez, Juan
Carlos Cárcamo y William Durán), que surge en la Casa de la Cultura de Zacatecoluca,
junto al grupo Escritores de La Paz, liderado por el poeta, pintor y gestor
cultural Roberto Monterrosa. Participó en
diversas actividades poéticas dentro y fuera del país, una de ellas
desarrollada en el encuentro de Voces Poéticas Centroamericanas con el
Ministerio de Cultura de Guatemala, en 1996.
Estudió becado
en México un diplomado para escritores, impartido por autores como Carlos Olmos,
Emmanuel Carballo, Oscar Oliva, José María Fernández Unsaín, entre otros,
de la Sociedad General de Escritores de
México (SOGEM). Cuenta con diversos reconocimientos literarios en los Juegos
Florales de Zacatecoluca, Usulután, Ahuachapán, Moncagua, Cojutepeque, San
Vicente y San Miguel, obteniendo de este
último el Premio Nacional de Dramaturgia
en 2009, 2012 y 2014. Incluido en colecciones de poesía y narrativa. En 2009, la DPI publicó Crucigrama
de sonidos y en 2013, Éxodo de la
Voz, ambas piezas dramáticas.
El grupo de teatro Es- Artes de Suchitoto realizó el montaje de una adaptación suya del Popol-Vuh, titulada “La Cólera de los Señores de Xibalbá”, presentada en el Teatro Alejandro Cotto. Realizó estudios de Filosofía y Letras y se ha desempeñado como consultor y profesor universitario de literatura.

El grupo de teatro Es- Artes de Suchitoto realizó el montaje de una adaptación suya del Popol-Vuh, titulada “La Cólera de los Señores de Xibalbá”, presentada en el Teatro Alejandro Cotto. Realizó estudios de Filosofía y Letras y se ha desempeñado como consultor y profesor universitario de literatura.

Para la Coordinación de Letras de la Dirección Nacional de Artes es un verdadero orgullo presentar a Luis Alfredo Castellanos como autor del mes de enero del 2015.
Actividades del Autor del Mes de Enero,
Luis Alfredo Castellanos,
Gran Maestre de los Juegos Florales
Salvadoreños en la rama de Teatro.
Luis Alfredo Castellanos,
Gran Maestre de los Juegos Florales
Salvadoreños en la rama de Teatro.
Nota de la Prensa Gráfica. Premio Gran Maestre de los Juegos Florales Salvadoreños en la rama de Teatro, otorgado por la Secretaría de Cultura.
Muestra literaria
YACEL (fragmento,
poesía)
“Donde yo vivo,
Yacel / destusamos calendarios / y no solo eso / hablamos retratos prohibidos /
retorcemos el muro / si ahoga nuestra saliva /…/ Yacel no nacemos / donde yo
vivo, / es tanto más / un ejercicio del tiempo / que nos vomita
constantemente” (Tomado de Escritores de La Paz, DPI, 1995.)
LOS POEMAS (fragmento, poesía)
“Los poemas, Yacel,
/ son historias de sal / de angustia / son abismos y laberintos/ historias de
ríos y montañas/ de rostros y caminos / que huelen a lágrimas / en pleno palpar
de oscuridad” (Tomado de Escritores de La
Paz, DPI, 1995.)
EL
ALMA (fragmento, poesía)
“Nada más que el
alma / un cristal maltratado por el viaje / es una maleta / y las maletas a mí
no me sirven. / Nada más si existió / debió verme desde el árbol / aquel
edificio frondoso de ventanas / con pájaros sin alas / y quedarse ahí /
enjaulada / rodeada de impuestos” (Tomado de Suplemento Cultural 3000, Diario Co-latino, 25 de octubre de 1997.)
LA
COSTA DE DICIEMBRE
(fragmento, cuento)
“-Son las nueve.
Y al decirlo se
echó más encima la colcha otorgada a crédito por el señor de la moto. Había
aprendido a medir el tiempo sin necesidad
de algún reloj, aún hasta el mismo gallo cenizo se asombraba de
escucharle anticipar la hora sin que él hubiera cantado. Le molestaba
grandemente oír a su dueña interpretar cada
ola que se estrellaba en las rocas o se disolvía en la playa, como una
conversación con tinte de vecindario; hablaba María Flores, la Jucuarana y el
mar respondía balbuceando en oleajes la última novedad en trajes de baño”
(Tomado de Colección Juegos Florales
Ahuachapán 1995, DPI 1996.)
CRUCIGRAMA
DE SONIDOS
(fragmento, teatro)
(fragmento, teatro)
“Eduardo – Yo
también pedía milagros, ¿qué pedías tú?
Yacel – Mírame,
mírenme bien y comprenderán que no podía pedir otra cosa. ¡Soy gorda! , ¡la
gorda! ¿Qué otra cosa podría pedir?...
Ángela – Hija,
eso no es un defecto, no deberías…
Yacel -
¡Mienten! ¿Por qué existen los métodos para volverme como ustedes?
Ángela – Razones
médicas.
Yacel - ¡Basta!
¡No me engañen! El mundo es de los delgados, la ropa, los asientos, los
contratos de moda y actuación, los hombres guapos. Después de tantos
ejercicios, pastillas, la misma gorda, sólo Él podía hacer el milagro.
Eduardo - ¿Y si
ser delgado fuera un defecto?
Yacel - ¿qué
dices?
Eduardo – Míralo
así, ¿y si Dios es gordo?
Yacel –
(sonriendo) ¡Es cierto! Entonces, ¡todos los demás son imperfectos!”
(Acto II, escena
3 de Crucigrama de Sonidos, DPI,
2009).
ÉXODO
DE LA VOZ
(fragmento, teatro)
(fragmento, teatro)
“General
Martínez - ¡Milagro! Te volviste un chaman, Masferrer.
Masferrer – No
se burle, presidente.
General Martínez
– Es difícil evitarlo. Lo de tus comunistas, Masferrer, hace un siglo que
ocurrió, tú ya lo sabes.
Masferrer –
Anastasio Aquino en Santiago Nonualco, en 1833 se rebeló contra las fuerzas
militares del entonces presidente Mariano Prado, por lo tanto, significa que
recuerda lo que le sucedió a él.
General Martínez
– sí, lo obligaron a renunciar en julio de ese año por culpa del indio, pero no
te alegres, eso no va a pasar conmigo: él dejó vivir a los indios, ¡yo no les
permitiré que sigan respirando!
Masferrer - ¿no
se atreverá a matar a miles de indígenas
para conservar su poder?
General Martínez
– Es necesario hacerlo, Masferrer, no quiero una espada de Damocles sobre mi
gobierno.
(Acto IV, escena
3 de Éxodo de la Voz, DPI, 2013)
"La noche de las papitas tristes"
Papá debía regresar temprano y con el aceite. Así se lo advirtió mamá al despedirlo por la mañana.
Papá debía regresar temprano y con el aceite. Así se lo advirtió mamá al despedirlo por la mañana.
Pero
iban a dar las siete de la noche y ya se
había retrasado dos horas. Manuel, Lupe y yo estábamos cansados de
observar por la ventana todas las
personas que pasaban por la acera, gritando
de emoción cuando alguna coincidía con su figura ligeramente encorvada, con su bolsón
revistero y de una mano colgando bolsas con chucherías.
Mamá
desesperada de nuestros gritos, nos ordenó volver a la sala donde nos esperaba
un televisor arruinado desde hacía varios meses y sin permiso para ir a casa de
los vecinos a mirar las caricaturas. Teniendo como únicos entretenimientos, las
adivinanzas repetidas y triviales hechas por Lupe o la insistente petición
nunca llevada a cabo por mí hermano de jugar a las escondidas.
Más
nada me interesaba en ese momento que cenar.
Mamá
había prometido hacernos en la cena unas papitas fritas, igual como las que
sirven en las ventas de hamburguesas, o caso contrario, nos tocaría comérnoslas
en una sopa hecha de sustancias en sobre con sus fideítos y caracolitos,
¡guácala!
Nadie
quería sopa.
Decidí
por mi cuenta, con el propósito de olvidarme del hambre que hacía de mi
existencia un calvario, preparar mis cuadernos que utilizaría en la escuela el
día siguiente. Situación que imitaron mis hermanos forzados por la misma
condición de desesperados.
En
quince minutos habíamos hasta lustrado el calzado y papá seguía sin aparecer.
Mamá
no era de muchas palabrotas, pero cuando se enfadaba, no existía confesión a sacerdote que la purificara completamente.
Personalmente, cuando la escuché vaciar de su boca todas esas expresiones, creí
que nos estaba hablando en lenguas, pero al distinguir el nombre de papá en su
palabrerío, descubrí con asombro que era su colección reservada de insultos
para cuando nosotros estamos dormidos. ¡Eran palabrotas de lujo! Estaba seguro
que cuando las repitiera mañana a mis compañeros de clase no se las creerían
que ya existían esas antes de que naciéramos.
Pero
mi logro de Einstein paso a la aniquilación, ya que entre su rabia y nuestro
apetito, vimos como las papas, cuyo destino estaba anunciado, terminaron en una olla puesta al fuego junto
con el sobre de fideítos y caracolitos.
Nadie
protestaba a mamá. Sabíamos que hacerlo
era como recorrer descalzos entre espinas y carbones al rojo vivo el Gólgota.
Cuando
papá llego, aún se notaba el rastro de polvo que las lágrimas habían limpiado
en las mejillas de Lupe y los fondos de los platos consumían de a poco las
migajas que negligentemente abandonamos.
Apareció
sin el aceite.
En
su lugar, un libro y estaba ebrio.
No
soy muy religioso y cuando vamos a la
iglesia me ocupo de todo menos del sermón, pero en ese momento casi jure
que empezaba Armagedón y rogué que las puertas del cielo nos recibieran con mis
hermanos para no presenciar a mamá en todo el esplendor de su furia.
Mamá
lo miró como la cosa más detestable, como el más peor y horrendo de sus
pecados.
-Lo
siento –dijo él- perdóname vieja.
-¡Que
te perdone tu madre! –respondió mamá
“pobre
abuelita” dije para mis adentros “esto ya se puso de apocalipsis”
-Vieja,
es que se murió Cortázar.
-¡Que!
-…y
nos reunimos con los poetas a una conmemoración… mira, te compré el libro en el
que aparece el cuento que a ti tanto te gusta…
Yo
aquí si me perdí, mamá cuenta que conoció a papá en un recital de poesía en la
universidad y que se hacían llamar Taller Literario “Simiente”, pero que luego
anduvieron de novios, se casaron y después de eso el grupo se acabó, pero ahora
venia el viejo con que quería recobrar su fama negada de escritor, seguro que
mamá se lo iba a comer vivo, no sin
antes someterlo a las peores torturas solamente comparadas con las del Tribunal
de la Santa Inquisición medieval, pero en eso ella nos indicó que nos fuéramos a dormir, como si eso evitaría
que oyéramos lo que faltaba.
Mamá
le pidió el libro. Se oía como pasaba lentamente las paginas,
murmuraba algo incomprensible, hasta que se detuvo de pasar las hojas y comenzó
a llorar desconsoladamente.
Pensé lo peor. Todos nos acercamos. No recordaba
haberle visto llorar, y si esa era su forma de llorar, que bueno que no lo
hacía seguido, daba lástima
presenciarla tan debilitada.
Papá
la abrazo y le decía cosas cariñosas, luego nosotros.
-¿Qué
le pasa? –pregunté.
Entonces
dijo que Cortázar era Julio Cortázar, un escritor argentino de cuentos y novelas que vino a Nicaragua y conoció a mamá, dice
que en un recorrido por la universidad, él le
dedicó un cuento a manuscrito que
dice conservar plastificado en el ropero.
-¿Cómo
se llama el cuento?-interrogué.
Mamá
dejó de llorar y me lo señaló en el libro “Carta a una señorita en Paris”.
-¡Y
todo por un cuento! –exclamé.
De
repente mamá cambió totalmente y se puso a preguntarle por los amigos de papá,
que cómo se había enterado lo de
Cortázar y hasta le sirvió sopa, tratándolo con mucho cariño, sin recordar
siquiera todos los anatemas que juro le clavaria en la espalda a papá y olvidando que estaba tragueado, y que había hecho que sus hijos tragarán sopa
hasta por las orejas y todo el coraje creo que por Lucifer se me pasó
inmediatamente a mí ¡vaya con las mujeres!
Me
volví a la cama muy molesto.
¡Mis
papitas fritas por un escritor que ni siquiera es nicaragüense!
Después
de eso, cuando en la escuela, alguien
menciona a Cortázar, ¡que claro!, es demasiado popular en los libros de textos,
créanme, aún me da cólera.
Afiche promocional del montaje "La cólera de los señores de Xibalbá" de Luis Alfredo Castellanos, presentada en el XXV Festival de Arte de Suchitoto.
CURRICULUM DE UN POEMA
Lo vio con su cara de piedra inflada
le tendió
los cables como una mano de huesos alquilados
estaba llamado en un color inaudible al tiempo
bebió el agua más agua como ninguna danza vista
su labor de ojos de follaje musical se detuvo en el
principio de la dureza de la roca
y la palabra se hace palabra en su ser etéreo,
acuático, en su ser silencio más grito ni voz
su nombre de hielo derretido, simula una sombra, que
no aparece sino con los ojos hacia adentro
cascada de sed es tu aroma, brillo azabache tus
raíces, templo en que se oxidan los pasos de la mariposa, su galopar incesante
en el techo de los sonidos,
abre de la nieve su boca abierta a la claridad
Ha estado en lugares que las letras apenas tocan con
sus sentidos, figura en fechas no disponibles en el calendario y entre sus
oficios destaca una rara manera de compadecer al usador de volverse cómplice en
sus traiciones, en secretear a los entendidos, la lujuria marchita que habita
en los esteros regados de tu respiración
Tiene el poder de invocar días desaparecidos, amores
colados, sentimientos momificados
Invocar del infierno su parte más al norte y dejarlo
como trapecio a aburridos vendedores de la noche
Es un aquí y sin embargo vale
menos que un recuerdo o la escama perdida en la infancia o un suspiro enlatado
en Grecia es
cierto que conoce de himnos derruidos, de infamias en punta de pagoda, de rosas
que lloraron junto a él, catedrales atadas a sus manos de cavernoso filo, de cientos de pieles que recitaron en una
marcha milenaria todos los sonidos que lo contienen
El tiempo no lo toca y sí el fuego, su alma está en
todas partes y el agua lo embriaga, es adicto a los misterios, a las
maravillas, a lo insondable, es amigo y enemigo, es furia inapagable, risa
desbordada, y de la palabra al silencio, muere
Su
habilidad de interlocutor, de montaña
para llevar, de océano que
programa su encendido, viajero entre conventos,
esconde en tus poros mi vago aire desconocido.
PALABRA
Hecho
y nada
escríbeme,
palabra
y
no el sonido
atraviesa
la epidermis
del
pape
y coge sus venas
palabra
devoradora de ojos
desocupa
las habitaciones
que
en ellos hay
besa
el aire y su lava
en
que lo tocado se ahoga.
PALABRAS
Cada
palabra se despoja de su calendario marino, abre sus cofres secretos,
extrae
laberintos de sus trajes, los tiende en la frágil memoria y espera el llamado.
Cada
palabra alborota, dispara, huye, encuentra, mancha, limpia,
nada sirena o ballena o mesa, palabra recortada,
pegada en el iris de un árbol,
rayas
con las ramas, la definición tuya.
En
el ocio de tu tiempo
ordenas
la misma novela de edificio secuestrado,
o
el poema adecuado en el que amas la libertad,
¡qué
drama tan pequeño se construye indiferente a tu rostro!
¡y
qué palabra acorde a su alma vive!
Quémese
tu olor de crucigrama, de rayuela,
de
cien mil veces música,
muérdete
la cola,
deja
de cansar mi agua,
desaparece
silencio,
revienta
la distancia,
poséeme
en la plenitud de tu alba
PIEDRA, INSOMNIO
Piedra,
insomnio,
tiempo
que cae de espaldas
al
verse en espejos,
su
traje se desarma en descoloridos aullidos.
Piedra,
insomnio
caballos
despuntan al alba
y
guardan a la noche en sus colas.
Marcha
de ecos circulares
Mariposas
que techan la voz
Montañas
que escarban
Minutos
desamparados.
Piedra,
insomnio,
rostro
secreto, insomnio
aliento
de piedra,
piedra,
insomnio,
aliento
de insomnio,
piedra,
rostro,
la
espera tiene hondura.
El
agua se duerme con la boca abierta
todos
sus órganos ordenan quietud
el
viento solo toca la orilla de su cara
los
árboles comen en procesión su sombra.
El
vestido de fuego de agosto
salpica
los senderos de los peces
en
la lejanía un suspiro
es
la cola de una canción extraviada.
Libre
el horizonte la rodea
su
suerte húmeda se rifa en el velero
sus
venas de almendra
expulsan
lanzas de sal.
Unicornio
secreto recorre su frontera
los
cuervos llenan los bolsillos de risas tibias
debajo
de la montaña, prisionera de su peso,
el
faro es un insecticida para la noche.
MIENTRAS DUERME
Los
peces florecen en los rincones, el aire limpia su traje y le quita el moho a
todas las hojas de mi voz
Mientras
duerme, sus ojos reposan sin el riesgo
de ocuparse de las cosas que le miran uniformemente, desean meterse en
ellos para que los haga vivir
Surge
en la mesa el anhelo de su cuerpo; en las paredes, el terror de no tener su
piel
Mientras
duerme, sonríe y el rencor llamarada se apaga cual si vela dentro de la boca ,
ni la furia o la rosa, ni juntos o aislados, logran irrumpir hasta allí, donde
ella se recoge en sus objetos, aprisiona al mar con todas sus olas, cabritas de
espuma salada
Ella
está allí, dormida, secretamente disponible, inmune a la marcha de las
oraciones, a los colores que sorbe el sol; la danza de las horas comienza su
ritual, mueve los collares de sus manos y los impulsa dentro de los corazones
de las tormentas
Mientras
duerme, el infierno se mece en un arrullo de melodías verdes olvidadas en las
tardes polvorientas de marzo, los murmullos unen sus palmas y detienen las
campanas que vuelan sin miedo entre los aullidos despiertos del tiempo
Mientras
duerme, no hay sendero que nos lleve a su majestuosidad, a su imponente
serenidad, a su reflejo más cercano de
volverse totalidad o hierba fresca recién cortada
Mientras
duerme, las aves carecen de sur, las ramas apenas les cobijan y un enorme
desconcierto sopla en sus alas frías de incertidumbre; no existe canción que se
inicie o continúe, desierto que se
extienda con libertad; la piedra retumba en las venas frescas del día; el fuego
se araña y se arranca su epidermis y muestra sucias cicatrices, llenas de
cuevas y pozos amarrados a su figura
Mientras
duerme, no hay principio ni final de los gritos en los ojos o de los árboles
dando la espalda constantemente o de aspirar una parte del aroma de la noche
Mientras
duerme, nos entregamos a su ritmo de arco iris reposado, remanso de palabras
que nadie menciona, esquinas cortadas al horizonte y luego como si no hubiera
tiempo, me exilio en su respiración para nombrar todas las cosas a nacer.
Jurados y Ganadores de los Juegos Florales Salvadoreños 2014. Secretaría de Cultura.
Felicidades amigo, definitivamente un orgullo de del dpto de la Paz.
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